Del libro "Medio siglo del festival de Eurovisión, 1956-2005", José Ramón Prado.
Es inevitable para la sociedad machista hablar del físico de las mujeres.
Es lo único que importa de nosotras, lo que destaca por encima de cualquier otra cosa. Si se tratase de un hombre y su canción no hubiese impresionado, nadie diría, por ejemplo: "Bustamante impresionó más por su belleza morena que por su canción", simplemente se diría que la canción no gustó, nada más.
El talento, el arte, las capacidades de las mujeres no se destacan, tan solo la belleza.
Si se habla de la ropa de un hombre, es por algún motivo, porque se quiere decir algo al respecto, algo justificado y con interés para el tema que se está tratando (una actuación), en este caso, que su chaqueta no tenía bolsillos para que tuviese que usar las manos mientras cantaba. Jamás se hablaría de ello para afirmar que es un objeto para el público. En cambio, si se comenta qué lleva una mujer, es para deleitarse con "su coquetería", con lo bella y sexy que estaba. Por eso el público español recuerda a Katja Ebstein "por una de sus intervenciones ataviada con un largo abrigo y una espectacular minifalda", porque en tal banalidad es en lo que se fijaba el público, según el autor de este libro, no en su talento.
No solo la belleza y la ropa importan, también cómo sea su cuerpo. Ser piernilarga es muy importante. Nadie podría considerar que sabe de Eurovisión si no conoce estos detalles y los comenta.
Los adjetivos "bella", "guapa", "hermosa", "piernilarga",..., son los que se usan para hablar de las mujeres. Para referirse a los hombres, en cambio, se utiliza "cantante", "artista", etc., jamás una alusión a su físico.
En ninguna parte del libro, cuando se menciona a un hombre, se dice: "El guapo ...", "un guapo defensor...".
Tampoco se habla de que ellos sean voluminosos.
Mucho menos "joven y guapo", porque son demasiados adjetivos que aluden al físico para calificar a un hombre. No sucede lo mismo con las mujeres, puesto que todos los adjetivos son necesarios para poder recrearse en su belleza y cuerpo.